Por segundo año consecutivo, estudiantes del Colegio María Reina Inmaculada de Isla de Maipo participaron de los Cursos de Invierno dictados por la EdV de la Universidad de Chile, gracias al financiamiento otorgado por la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) a través del Ministerio de Educación.
Gema Concha, coordinadora del Proyecto SEP del establecimiento, explica que “en el plan de mejoramiento del año 2017 teníamos esta acción de integrar a todos los estudiantes, de apoyarlos, ya sean estudiantes con bajo rendimiento como con alto rendimiento, para todos. Los estudiantes que vienen son constantes y sistemáticos. Viven durante tanto tiempo una experiencia de aprendizaje universitario que se proyectan y eso los motiva no sólo a ellos, sino a sus padres también”.
Gracias a los recursos entregados por la Ley SEP, cuyo objetivo principal es mejorar la calidad y equidad de la educación en los establecimientos educacionales que atienden estudiantes cuyas condiciones socioeconómicas pueden afectar su rendimiento escolar; el Colegio María Reina Inmaculada puede financiar completamente los costos asociados a los talleres o cursos impartidos por la EdV. “Nosotros no usamos los recursos en otra cosa que en los alumnos, se debe invertir en ellos para mejorar la calidad y la equidad de todos. Con estos fondos cubrimos la inscripción de los cursos, y los padres se encargan del transporte. Eso también tiene beneficios porque ha servido para formar lazos entre ellos, porque los padres de distintos cursos hacen un trabajo colaborativo: contratan un furgón, se turnan para venir aquí y estar todo el día con los niños”, afirma la docente.
Para Gema Concha, la experiencia a la que acceden sus estudiantes al asistir a la EdV “es excelente. Este año tuvimos la oportunidad que jóvenes de III y IV medio participaran en los cursos dictados en la Facultad de Medicina. Como nosotros somos un colegio técnico profesional tenemos la especialidad de enfermería y las estudiantes que participaron de esos talleres estaban maravilladas. Iban a mi oficina y me contaban sus avances. Una de ellas fue la segunda mejor nota… estaban motivadas totalmente con la carrera, con la especialidad y con el taller que es transversal para su proyección, porque ellas quieren enfermería o carreras relacionadas con medicina. Tengo un estudiante de octavo básico llamado Vicente Farias, es un niño bastante esforzado y acaba de terminar su tercer taller en la EdV, y ya me está preguntando Profe ¿y para el de enero voy a poder venir?. A los chicos les encanta estar acá”, asegura.
Pero no sólo para los estudiantes y sus padres la EdV se ha transformado en una experiencia enriquecedora. “A nosotros como colegio nos motiva que los niños tengan una proyección de sus especialidades, y que puedan conocer otros mundos. El colegio a veces es como una burbuja, más nosotros que somos un colegio que está en una zona rural, y estar acá les sirve para su independencia, para conocer otras metodologías. Esa es nuestra motivación, que a los niños se les abra su campo educacional y su proyección académica”, explica.
Comunicaciones EdV – FCFM